El raspado y el alisado radicular son técnicas básicas en el tratamiento de las enfermedades periodontales (enfermedades de las encías).
¿Qué son las enfermedades periodontales?
Son las enfermedades que afectan a los tejidos que protegen y sujetan los dientes (encía, ligamento periodontal, hueso alveolar y cemento radicular, que es la capa más externa de la raíz del diente).
Son enfermedades infecciosas causadas por la placa bacteriana que se acumula en los tres milímetros naturales que tenemos por debajo del borde de la encía. Si no se elimina con una buena técnica de higiene bucal que nos tienen que enseñar, al cabo de unos días se produce una inflamación de ese borde de la encía que se llama GINGIVITIS.
Si esta inflamación inicial no se elimina y persiste, en algunas personas (las que tienen cierta predisposición genética y/o poseen ciertos factores de riesgo como el hábito del tabaco o padecer diabetes entre otros), la inflamación empieza a destruir el ligamento periodontal y el hueso que rodea y sujeta a los dientes. Esto se conoce como PERIODONTITIS.
La encía va quedando desprendida y separada a medida que se pierde el hueso, y se van formando unos espacios cada vez más profundos, de 4 o más milímetros, que se llaman bolsas periodontales. En ellas siguen entrando las bacterias y ya no tenemos acceso físico para su eliminación de una forma correcta y eficaz con nuestra higiene bucal.
La placa que no se puede eliminar se va calcificando (es el cálculo o sarro dental) y se pega firmemente a la superficie de la raíz del diente que ha quedado expuesta, infectándola. Si no se eliminan estas bacterias, esta destrucción del hueso que sujetan nuestros dientes se hace crónica hasta la caída de los dientes.
¿Qué es el raspado y alisado radicular?
El tratamiento de las enfermedades periodontales tiene como objetivo evitar la destrucción progresiva del hueso que sujeta los dientes y devolver la salud a los tejidos periodontales y así mantener los dientes durante toda la vida del paciente. Se sustenta en tres pilares que deben de realizarse de forma secuencial y rigurosa:
1. Higiene oral
Dos veces al día por parte del paciente, de una forma minuciosa y con técnicas correctas que tiene que aprender y practicar previamente. Controlar los factores de riesgo que puedan condicionar en el éxito del tratamiento.
2. Raspado y alisado radicular de todas las piezas dentales afectadas.
También se conocen, de una forma totalmente errónea, como curetajes, un término usado en épocas pasadas.
El objetivo es eliminar toda la placa bacteriana y cálculo que existen por debajo de la encía, en el interior de las bolsas periodontales (RASPADO DENTAL), y dejar la superficie de la raíz totalmente descontaminada (ALISADO RADICULAR). Se realizan con unos instrumentos muy delgados y diseñados específicamente para poder acceder de forma correcta y eficaz (curetas), y también con ayuda de aparatos de ultrasonidos.
Se puede realizar por cuadrantes, hemiarcadas o en una sola sesión, según lo indique el odontólogo, generalmente un periodoncista, y casi siempre con anestesia bucal.
La mayoría de las ocasiones se hace sin despegar la encía, pero en estados muy avanzados es necesario separarla para poder acceder a bolsas muy profundas.
3. Mantenimiento periodontal o tratamiento periodontal de soporte:
Una vez terminado el tratamiento periodontal y dado el carácter crónico de esta enfermedad, es imprescindible establecer un control riguroso de la salud periodontal que se ha restablecido mediante un programa de revisiones periódicas por parte del profesional y que su frecuencia se establecerá según las necesidades de cada paciente (de 3 a 6 meses).
En la mayoría de las ocasiones, si se ha seguido correctamente la secuencia del tratamiento y si al paciente se le ha motivado, colabora y cumple rigurosamente las visitas programadas de mantenimiento periodontal, no es necesario repetir los raspados y alisados radiculares.
Es un tratamiento muy predecible y que en la mayoría de las ocasiones evita, no solo la pérdida de piezas dentales con lo que esto ya supone para los pacientes, sino que también su enfermedad periodontal dejará de ser un factor de riesgo en la aparición de otras patologías sistémicas, o sea, mejorará su calidad de vida de forma importante.