Susana buscaba mejorar la apariencia de su sonrisa y cubrir su exposición radicular. Desde nuestra clínica, habíamos observado que en los últimos meses se produjo un aumento de la recesión gingival. Con el objetivo de detener la exposición radicular y el empeoramiento del pronóstico del diente, realizamos un injerto de encía. La técnica utilizada fue un injerto tipo sobre o tipo túnel en el cual se utiliza un injerto de tejido conectivo que se extrae del paladar de la propia paciente. La intervención duró 1,5 h.
Siempre que es viable preferimos utilizar la propia encía de la paciente ya que se suelen obtener unos mejores resultados porque no se está utilizando ningún “cuerpo extraño” y no supone ningún desembolso económico a mayores de la propia intervención quirúrgica. El inconveniente es que el paciente se lleva una doble “herida”, una en la zona donante (el paladar) y otra en la zona receptora (encía del diente a tratar/ colgajo).
Esta técnica quirúrgica conlleva varias fases:
- Se prepara un lecho en la zona receptora del injerto, es decir, la zona de la encía del diente que vamos a tratar ya que presenta una exposición radicular (conocida como recesión o retracción gingival). En este caso, se hizo una técnica en sobre donde se despega la encía con una serie de instrumentos llamados tunelizadores creando un espacio para la colocación del futuro injerto palatino.
- Posteriormente, se retira el injerto de tejido conectivo del paladar, las dimensiones y grosor de este injerto dependerá del largo y ancho de la raíz que tengamos expuesta.
- Finalmente, se introduce el injerto palatino en el sobre que hemos creado previamente, por lo que, el tejido extraído queda tapado y protegido por la propia encía del paciente y se estabiliza con suturas. Es fundamental que quede bien posicionado y estable para que ese injerto se adhiera y sobreviva, ya que necesita recibir un aporte sanguíneo suficiente y evitar así que se necrose y se pierda.
Un factor fundamental antes de iniciar este tratamiento, es que los tejidos blandos estén sanos, que no exista ningún tipo de patología periodontal, y que el cepillado e higiene dental sean adecuados. Si no, la retracción de encías podría volver a aparecer con el tiempo si la causa del problema no se controla. Tras la fase quirúrgica, los pacientes deben seguir unas indicaciones posoperatorias y realizar un seguimiento de la evolución.