Desde hace años, los piercings orales en el labio, la lengua o los frenillos están de moda. Pero, ¿sabemos qué es lo que ocurre en nuestra boca una vez colocado el piercing?
Es nuestra labor como profesionales en odontología informar de los riesgos que suponen para nuestra salud bucal, y en especial la salud de nuestras encías. Las complicaciones se padecen desde el momento de su colocación, siendo las más frecuentes la inflamación y el dolor. En casos de inflamación severa, puede afectar a los ganglios situados bajo la mandíbula y mantenerse durante 3-5 semanas.
Riesgos de los piercings orales
La lengua es un órgano muscular muy vascularizado por lo que, además de ocasionar alguna hemorragia al realizar la perforación, podría alterar el sentido del gusto e incluso dañar alguna función motora si resulta afectado algún nervio. Debemos tener en cuenta que estos dispositivos pueden formar grandes nichos bacterianos en la zona que favorecen la acumulación de placa bacteriana y pueden producir halitosis, lo que supone un mal olor bucal permanente.
A pesar de que la superficie del piercing que contacta contra la encía es redondeada, se trata de un cuerpo extraño que produce un roce y un trauma continuo contra la encía, lo que a nivel periodontal puede provocar diversas patologías:
- Recesión gingival. Las encías se desplazan de su posición original dejando expuesta parte de la raíz del diente.
- Inflamación de las encías con sintomatología como el sangrado gingival, cambio de coloración o hinchazón.
- Periodontitis. Además de la inflamación de encías puede desencadenar en la pérdida del hueso que soporta el diente. Esta disminución ósea se asocia a un traumatismo continúo producido por el roce del piercing.
Por otro lado, los piercings orales no solo afectan a las encías, sino que también pueden provocar otros tipos de complicaciones en nuestra cavidad bucal:
- Maloclusión. La introducción de un objeto extraño en la cavidad oral puede alterar el equilibrio de fuerzas de la lengua y la posición de los dientes alterando la mordida.
- Alteraciones del habla: el piercing en la lengua afecta a la pronunciación de las palabras en las que aparezcan las letras R, S, T y L.
- Ingestión del piercing oral.
El riesgo de sufrir estas complicaciones se multiplica si el portador del piercing es fumador.
Por último, los dientes próximos al piercing también pueden sufrir consecuencias, siendo las más comunes:
- Aumento de la hipersensibilidad dental, lo que afecta a la ingesta de alimentos o bebidas frías y caliente.
- Abrasiones y desgastes, llegando incluso a provocar fracturas dentales.
- En ciertas ocasiones, el nervio del diente conocido como la pulpa dental puede verse afectado llegando a producirse un foco de infección en el ápice.
Como odontólogos, no recomendamos la perforación bucal bajo ningún concepto, pero, si cuentas con un piercing oral, no dudes en contactar con nosotros para llevar un seguimiento de tu caso, en la clínica Grandío Pazos, especialistas en periodoncia en Vigo, estaremos encantados de atenderte. ¡Te esperamos!